Fueron unos días con un tiempo excelente - una media de 17º por el día - y con un sol que ayudaba a que las actividades fuesen especialmente divertidas.
Cada sección realizó sus actividades, y la verdad es que lo pasamos muy bien, aprendiendo a convivir, a divertirnos en paz, a disfrutar de la naturaleza, avanzando, creciendo y desarrollándonos como grupo Scout a pesar de las muchas bajas que las Navidades nos trajeron de inesperado regalo.

La noche antes de regresar, realizamos una divertida velada alrededor de una gran hoguera donde, además de las típicas actuaciones, cada sección versioneó un villancico para el Primer certamen mundial de Villancicos versioneados Miguel Fenollera, que esta vez, en una apretada votación, fué ganado por los pioneros, seguidos de cerca por la tropa y los castores.
A los lobatos les gustó mucho el juego nocturno que realizamos basado en las historia de los Perros Jaros del Libro de la Selva, así como la Gimkana que durante la mañana realizamos junto con la Colonia de nuestros cinco castorcillos que vinieron a su segundo viaje.
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